SU HISTORIA
   
Mi mejor oración :
la Voluntad de Dios
 
Mi mejor oración : la Voluntad de Dios

Refiere su directora: “Desde los primeros días de su ingreso al colegio, se notó en Laura un juicio superior a su edad y una verdadera inclinación a la piedad.
Su inocente corazón no hallaba paz y descanso, sino en las cosas de Dios. Aunque niña, su devoción era seria; nada de fingimiento, ni de exageraciones en ella. En todo era llana y sencilla. Durante el rezo se echaba de ver que tenía su mente atenta a la acción que estaba ejecutando. Casi nunca se daba cuenta de lo que pasaba a su alrededor; y muchas veces hubo necesidad de advertirla que se le llamaba o que era tiempo de salir de la Iglesia”.

Con esta misma atención procedía en el cumplimiento de todos los demás deberes. Había comprendido bien y tomado para sí aquella sentencia: “Haz lo que haces”; y con santa libertad de espíritu, alegre y contenta, pasaba de la Iglesia a la clase, de ésta al taller, o a cualquier otro oficio, o al recreo.

La iglesia de Junín de los Andes, antiguamente colegio de Laura

“ Para mí, solía decir, es lo mismo rezar o trabajar, rezar o jugar, rezar o dormir. Haciendo lo que me mandan, hago lo que Dios quiere que haga, y esto es lo que yo quiero hacer. Esta es mi mejor oración ”.

“Luego que conoció la piedad, escribía su directora, la amó, y alcanzó un don de oración tan alto y continuo que se le veía en tiempo de recreo absorta en Dios”.

“ Me parece, decía, que Dios mismo es quien mantiene en mí el recuerdo de Su Divina Presencia. Doquiera me hallo, ya sea en clase, ya en el patio, ese recuerdo me acompaña, me ayuda y me consuela ”.

“Es que usted, le objetó el Padre Confesor, al estar siempre preocupada con este pensamiento, descuidará tal vez sus deberes”.
“Ah, no, Padre ! repuso ella. Conozco que ese pensamiento me ayuda a hacerlo todo mejor, y que en nada me estorba. Porque no es que esté yo pensando continuamente en Él, sino que sin pensarlo estoy gozando de ese recuerdo”.