SU
HISTORIA |
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Duras
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Heroica
vencedora de duras pruebas
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Concluyó
el año 1901 y se renovó el problema de las vacaciones
lejos del colegio, en un ambiente que a Laura causaba cada vez más
horror. Identificaba la hacienda de Quilquihué como un lugar
ajeno a Dios, y donde su misma madre se veía envuelta en
una grave ofensa a El.
Ese verano debría sufrir duras pruebas; pero saldría
vencedora, dando demostración de verdadero heroísmo.
Manuel Mora no tenía ninguna intención de casarse
con doña Mercedes. El Padre Luigi Castano reporta la declaración,
tomada verbalmente en 1956 a Julia Cifuente, una compañera
de Laura, que afirmaba: “Las preferencias de Mora eran
para la misma Laura”, y que “la hacía educar
para después desposarla”.
Un día de ese mismo verano – enero a marzo de 1902
– en que Manuel Mora llegó borracho, dio rienda suelta
a sus bajos sentimientos.
El mismo Luigi Castano describe y documenta el hecho así:
“En una circunstancia, encontrándose Laura en la
estancia, Mora arrojó fuera de la casa a la señora
Mercedes y pretendió quedarse solo con la niña. Pero
ésta lo resistió y logró librarse de la emboscada.
La misma madre de Laura contaba el hecho con lágrimas en
los ojos, asegurando haber observado desde una ventana la escena
brutal”.
Ese mismo verano debía celebrarse en la estancia la fiesta
de la marcadura a hierro de los animales nacidos en el año.
Eran proverbiales los bailes y las borracheras con que concluían
tales fiestas. Manuel Mora volvió a la carga, pretendiendo
abrir el baile invitando a Laura a bailar con él.
Pero recibió de la niña un seco rechazo, y de nada
le sirvieron los ruegos de la mamá para inducirla a aceptar.
Mora no pudo tolerar ser rechazado de esa forma y, cogiendo a la
niña de un brazo, la arrojó fuera de la casa.
Josefina Ferré, que se mantuvo en contacto con doña
Mercedes hasta la muerte de ésta, declaró por escrito:
“La señora Pino nos aseguró que, en ocasión
de un baile preparado en la estancia por Mora para atraer a Laura,
ésta se negó a tomar parte, a pesar de sus súplicas,
y prefirió pasar la noche al sereno”.
No en vano, el día de su Primera Comunión, había
hecho Laura el propósito:
“Quiero morir antes que ofenderte con el pecado”.
Su hermana declaró en el proceso de Viedma: “De
expresiones sueltas de mi mamá, he recibido la impresión
de que, no obstante su aparente timidez, Laura era firme en sus
decisiones, cuando se trataba de hacer el bien o evitar el mal…
Oyendo a mi mamá hablar de la conducta de mi hermana, me
parece haber escuchado que ella había superado graves peligros
con heroísmo superior a su edad”.
En represalia contra “la santurrona”, Manuel Mora se
negó a seguir pagando el colegio de las niñas, para
que permanecieran en la estancia a trabajar.
Cuando la directora, Madre Piai, lo supo, ella misma ofreció
a doña Mercedes recibir a las niñas gratuitamente.
Laura volvió al colegio a fines de febrero de 1902.
Los hechos sufridos en Quilquihué la habían hecho
madurar y habían fortificado su carácter.
Ese año cursaba 5° preparatoria.
Julia Amanda se quedó con su mamá en la estancia y
ya no volvió a la escuela.
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